Las manadas de lobos vuelven a atacar: Fitch nos descalifica
Compro los periódicos y no salgo de mi asombro: todos ellos llevan a portada que la agencia de calificación Fitch ha rebajado la nota que ella misma, por su cuenta y riesgo, otorga a la deuda española. Unos reflejan la noticia sin más; otros -los que han abrazado un extremismo innecesario a fin de superar en ventas al rival ideológico, alejándose a su propio papel durante la democracia y presionando hasta el paroxismo a la derecha política-, le dan una credibilidad total y absoluta como un nuevo signo de que España se hunde.
Fitch, como las otras agencias de calificación, está bajo sospecha desde el momento en que contribuyó a la credibilidad de las entidades financieras que provocaron la crisis en los Estados Unidos y, de rebote, en el resto del mundo. Ni el gobierno de ese país, ni los ejecutivos europeos, ni nadie sensato les concede hoy el crédito que tales agencias tratan de negar a países enteros, jugando a la especulación pura y dura, a veces con evidentes intenciones políticas, nunca declaradas, eso sí.
Forman parte de la manada de lobos que las medidas adoptadas por la UE hasta la fecha y las que vendrán -porque están en el punto de mira de la nueva regulación financiera y lo saben bien- pone cada vez más en desbandada. ¿Y vamos a hacerles caso? ¡Anda y que les ondulen!
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