viernes, 17 de abril de 2009

More in sorrow than in anger

En estos día nublados de la primavera, cuando uno se aferra con fuerza a la frase de mi amigo Shakespeare ("act more in sorrow than in anger"), otro amigo, Pedro Pablo Novillo, esta vez de La Mancha infinita en territorio y grandeza de corazón castellano, escribe sobre mi en su blog en términos que el paso de los días no borrará. Lo reproduzco a continuación:

abril

Un tiempo de casi obligado descanso me permite descubrir el paso acelerado del tiempo. Ya abril, cuando apenas despuntó la primavera hace días. Y este escaparate sin registrar nuevas hace meses (salvo la delicia de los comentarios de la Sargenta Pimienta, que lo renueva y lo revive).
Toca escribir, y me apetece. En especial después de que mi amigo Carlos (otros dirán el doctor Monroy) me haya 'revisitado', que así le gusta decir a él -y en francés, elegante y respetuoso con su maestro- que me ha vuelto a operar, para seguir obrando el milagro de restablecer la química de mi cuerpo, poco obediente a los paradigmas de la normalidad, a los rangos aceptables y comúnmente aceptados.
Han sido sólo 25 años los que han pasado (tiempo acelerado) desde aquella primera vez/visita, cuando los dos éramos, por más jóvenes, más sensatos. Hoy, al menos él, más sabios y, por lo mismo, menos conformistas. Sabio, y humano: así se lo quise agradecer y reconocer con el regalo de mi ejemplar de 'Ritournelle de la faim', el último de Le Clézio que me compré en París en otra fecha señalada, y que me había echado al zurrón de las lecturas por si la estancia en el hospital se prolongaba.
Toca escribir para felicitar a las gentes sabias (y espero que felices) por el aniversario que siempre celebro: ese 14 de abril que recuerda la esperanza, la decencia, la ética civil y la alegría truncadas. Lo hice desde la habitación 1015, y ahora en este espacio que a todos llega, y no sin una cierta tristeza al ver en la prensa que el que fue tantos años mi Partido (el Partido, decíamos, y yo hubiera escrito incluso ayer 'mi' PCE) sigue empeñado en renegar de lo mejor de su historia, que es -en alguna medida- lo mejor de mi historia: de la Constitución que tanto nos costó, por la que tanto trabajamos, que tanto soñamos, por la que tantos tanto sufrieron.
Tiempo de sueños, de lucha y de recuerdos, de anhelo de futuro. De Partidos y de amigos. Sobre todo, de amigos. De la conversación -¡cuánto tiempo, Isabel!- con los que son tan de siempre que da igual qué tiempo nos haya pasado.
Teniendo estos días un presente tan inmediato como reciente que ocupa mi tiempo y mi sueño (Bruselas, comité de educación, ganas de más Europa, necesidad de abrir nuevos espacios comunes, euroescépticos combatidos con optimismos a prueba de (casi) todo como el mío), otro Carlos, otro amigo -y qué críos érais, ¿te acuerdas?- se 'cae' de las listas a las elecciones al Parlamento Europeo. Se ve que trabajar más que ninguno (dejémoslo, si quieres, 'como el que más') no es valor, sino demérito. Que creerse a fondo (y ahora, tiempo de crisis, más que nunca) que reforzar y hacer crecer, hacer más soberana y más competente, a la Unión es el único futuro que nos está permitido a las gentes de izquierda y progresistas, tiene valor escaso porque da igual quien allí nos represente (incluso que aquello de allí sea consuelo, descansadero o trampolín, que no causa por sí sola suficiente y apasionante).
No seré yo quien anime al desánimo, no. Pero sí quiero desde aquí, en este modesto altavoz de tan cortos vuelos, rendirte homenaje, Carlos Carnero, joven amigo, y darte las gracias, y reconocer tu trabajo.
No sé si lo harán los muchos que deben a tu esfuerzo y a tu entusiasmo que la Europa de la que tanto tiempo estuvimos expulsados siga siendo un luminoso objeto de deseo, pero sí lo queremos hacer tus amigos, los que tanto te apreciamos y te queremos.
Hoy dice la prensa, en portada y grandes titulares, que 'la crisis hunde la confianza en las instituciones de la Unión Europea'. Nos tocará, seguro, levantar de nuevo esa bandera. Y ahí estarás tú, y yo contigo, que nadie nos tiene que enseñar que luchar por lo evidente, a pesar de todo, merece la pena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Carlos.
Compañero y amigo. Acabo de visitar tu blog después de haber estado unos días ausente y veo esto...
Me parece extraño y busco el listado de candidatos-as... Y al menos entre los 25 primeros-as no estás.
¿? Sinceramente, no lo entiendo, y no es que pretenda desmerecer a nadie de quienes allí están, pero, desde luego, me parece muy mal que no estés en esas listas. Porque has trabajado tanto por Europa que deberías de estar a mi entender, aunque, como sabes soy lego en política de "altos vuelos" y mi estrategia es ir con la verdad por delante.
Supongo o quiero suponer que el motivo es que te tienen reservados otros destinos quizá mas importantes.
Sea como sea, de todas maneras, ya sabes que tienes y tendrás siempre mi amistad. Porque "Los Cargos pasan, pero Las Personas quedan".
Te deseo lo mejor en tu nueva andadura y sea para lo que sea, sigues pudiendo contar conmigo.
Un abrazo
Alberto