lunes, 16 de julio de 2007

Relaciones comerciales bilaterales UE-China

En el último pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, tuvimos un interesante debate sobre las relaciones comerciales bilaterales de la Unión Europea y de China. Aunque se desarrolló prácticamente a medianoche, fue un debate enriquecedor y lleno de información de interés. Este es el vídeo de mi intervención:



Y esta es la transcripción:

Señor Presidente, permítame empezar con un tópico que seguramente se ha repetido ya muchas veces en las sesiones nocturnas, pero es que estamos discutiendo tan entre nosotros un asunto tan importante que me da la impresión de que ni siquiera tenemos en esta sesión un representante de la Embajada china.

Tengo plena confianza en que la reproducción de los debates literales que hacen tan eficazmente los servicios de esta Cámara les permitan leer lo que estamos diciendo.

Si sigo la intervención que me ha precedido, tengo que llegar a una conclusión: es inimaginable la globalización tal y como la estamos viviendo en estos momentos sin la irrupción de China. La presencia de China en el mercado mundial ha sido, sencillamente, un hecho decisivo e incuestionable, pero, no lo olvidemos, muy reciente.

La irrupción de China, que ha sido directa y masiva en la producción, lo será todavía más en el consumo y también en la distribución a nivel mundial, convirtiéndose en uno de los principales factores determinantes de ambos elementos.

Eso sí, tampoco podemos olvidar que la cantidad y las características de las mercancías chinas -definidas en buena medida por el perfil de su fuerza de trabajo-, su mercado interno, limitado en nivel de renta pero incomparable en cantidades absolutas, y, más recientemente, su capacidad inversora hacen de China una gran potencia de la oferta y la demanda.

Pero, como ha señalado en un magnífico artículo de hoy nuestro colega el señor Martin, China es un factor clave para el éxito o fracaso de muchas negociaciones internacionales, incluso como el registrado muy recientemente en la reunión del G4.

¿Podemos afrontar las relaciones con China simplemente diciendo que todo el monte es orégano, es decir, puertas abiertas para lo que enviamos y para lo que podemos recibir? Yo creo que no. Tenemos que hacerlo de una manera regular y, además, pidiendo claramente reciprocidad, desaparición de barreras para el acceso a los productos europeos, protección adecuada de los derechos de propiedad intelectual y patentes, pleno respeto de los baremos exigibles en términos sociales –que me parece fundamental–, igual respeto de los criterios medioambientales y seguridad también en las mercancías producidas en China.

Todo ello, por supuesto, sin olvidar los derechos humanos. No estamos hablando aquí solamente de valores en términos metafísicos. Estamos hablando de derechos aplicables a personas, a ciudadanos como nosotros. Se trata de valores que son sencillamente incuestionables y, además, no se pueden relativizar. Hoy mismo se ha vuelto a ejecutar a personas en China y esto es una cuestión que representa la violación más grave de los derechos humanos que uno pueda imaginar.


¿Opiniones y comentarios?

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