Sobre el soterramiento de la M-30

Ayer murió en accidente laboral el octavo trabajador en las obras de soterramiento de la M-30 desde que estas comenzaron. Vaya en primer lugar mi dolor por esa pérdida irreparable y mi solidaridad con la familia y los compañeros del trabajador fallecido. Pero quiero recordar que el Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Madrid, a través de su portavoz, Óscar Iglesias, no ha dejado ni un solo momento de levantar su voz exigiendo a las autoridades municipales una vigilancia estricta sobre las condiciones de seguridad en tales obras. Visitad la página del Grupo Socialista, donde se explica perfectamente la posición del PSOE.

Hoy publico en El País una Carta al Director sobre las obras de la M-30, firmándola como eurodiputado socialista madrileño. Podría resumirse en una frase: la lucha continúa. Os pego el texto íntegro:

Cumplirán compromisos

En febrero de 2004 presenté la pregunta parlamentaria que llevó a la Comisión Europea a concluir sin paliativos que el soterramiento de la M-30 efectuado por el Ayuntamiento de Madrid vulneraba la insoslayable obligación de realizar una Declaración de Impacto Ambiental que garantizara tanto la protección de la salud de la ciudadanía como la del entorno. Con la autorización de Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz-Gallardón se había saltado la ley a la torera, frente a las reiteradas denuncias de los vecinos, los urbanistas, los científicos, los expertos en medio ambiente y la oposición municipal. El Parlamento Europeo envió una Delegación -en la que tomé parte- para estudiar la situación sobre el terreno, cuyo informe coincidió plenamente con las conclusiones de la Comisión Europea. La actuación de la UE a través de la Comisión y del Parlamento no ha caído en saco roto, como se afirmaba en un reportaje publicado en El País con el título “Madrid estrena el túnel urbano más largo de España”. Muy al contrario, ha servido para que el Ayuntamiento tenga que comprometerse oficialmente y con plazos estrictos a efectuar la citada Declaración de Impacto Ambiental o estudios similares sobre los tramos terminados, en obra o planificados para el futuro, obligándose a llevar a cabo, en su caso, las correcciones o compensaciones oportunas, algo que deseo subrayar con toda la fuerza posible. Este tema, pues, no ha terminado, porque no se va a consentir que los compromisos adquiridos por Ruiz-Gallardón a regañadientes se incumplan. La Comisión Europea ya ha advertido –respondiendo a mis sucesivas preguntas- que seguirá muy de cerca la estricta aplicación de lo acordado. Así lo haremos también desde la Eurocámara. Los vecinos que tienen las chimeneas al lado de sus casas, los que han perdido sus zonas verdes, los que verán incrementado el tráfico a niveles insufribles, los que pagarán durante décadas con sus impuestos esta obra, deben saber que todavía quedan muchas cartas por jugar. Y lo importante es hacerlo con un nuevo alcalde dispuesto a respetar la ley y los derechos ciudadanos.