El rescate de España: mi post en el blog Alternativas en El País
Parece que, lamentablemente, nos acercamos al rescate de España (en este caso, para las entidades financieras en apuros) por parte del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y, quizás, el Fondo Monetario Internacional, Así lo indica la prensa española y lo anuncian casi todas las de los periódicos internacionales (como el Herald Tribune de hoy, cuya portada ocupa una enorme foto de Mariano Rajoy). Abordo ese escenario -que sería preferible evitar, en mi opinión- en el post que publico en el blog de El País "Alternativas":
¿Rescatados?
Por: Alternativas
08 de junio de 2012
CARLOS CARNERO
Desde que la crisis financiera de la eurozona empezó a provocar a principios de 2010 seísmos de gran magnitud, España ha conseguido evitar sumarse al grupo de países comunitarios que piden prestadas a la UE ingentes cantidades de dinero para seguir funcionando ante la incapacidad de financiarse por sí mismos.
Los instrumentos de solidaridad entre los miembros de la UE están para ser usados cuando sea necesario, desde luego. Pero si se utilizan conviene tener claras, como mínimo, dos cosas importantes sobre el rescate: que no es la causa de la crisis, sino su consecuencia, y que no sale gratis.
Aunque quizás convenga matizar la primera de las afirmaciones, porque si las cosas no se hacen bien, el primer rescate puede terminar ahondando los problemas y conducir a otros sucesivos, como una bola de nieve.
De confirmarse las informaciones publicadas dentro y fuera de nuestro país, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera o el Mecanismo Europeo de Estabilidad (dependiendo de si la operación se hace en junio o julio) prestaría a España, vía FROB, una importante cantidad de millones de euros para rescatar a los bancos en apuros, sobre cuya cuantía existen diferentes cálculos.
Así, sería España quien tendría que devolver con intereses el dinero recibido, articulando los procedimientos para que los bancos se lo reintegrasen al FROB, lo que a su vez les obligaría a adoptar decicisiones complicadas. Además, se firmaría un compromiso con valor jurídico entre España y los prestamistas estableciendo las condiciones de la devolución, los procedimientos de supervisión directa y ciertas medidas globales sobre el sistema financiero y, quizás, la economía en general -aunque las primeras ya lo son por sí mismas-, que deberían aplicarse.
Si se cumplen los pronósticos publicados hasta la fecha, los intentos del Gobierno de evitar la fórmula de rescate y sustituirla por una ayuda directa del Fondo o del Mecanismo a los bancos sin pasar por el Estado no tendrían éxito porque para conseguirlo habría que cambiar las normas vigentes, lo que llevaría un cierto tiempo del que no disponemos, suponiendo que todos los actores quisieran hacerlo.
Lo mejor sigue siendo evitar el rescate, por todo lo apuntado. Pero si finalmente se produce en los términos descritos como hipótesis, el quid de la cuestión radicará en sus condiciones. Convendría conseguir que tales condiciones no profundizaran la recesión y que la devolución de lo recibido fuera viable, para no alcanzar un punto de no retorno que nos llevara a un segundo rescate para conseguirlo, y así sucesivamente.
De producirse el rescate (repito: ojalá que no se haga realidad o que, como mínimo, lo sea en términos próximos a los deseados por el Gobierno), la aprobación de sus condiciones debería pasar por el debate y el voto del Congreso.
El Gobierno y la oposición tienen que saber que los prestamistas no quieren bromas, sino unidad de criterio, que sólo podrá alcanzarse a través de una relación fluida y constructiva entre el PP y el PSOE, sin olvidar en ningún caso a los agentes sociales.
Esto es, si el rescate se produce a través del modelo antes señalado, debería alentarse un pacto de estado entre los partidos, los sindicatos y los empresarios que, por otra parte, la ciudadanía está demandando a gritos.
Una consideración para terminar: con su decisión sobre la edad de jubilación, Hollande ha demostrado lo que muchos pensamos sobre el binomio austeridad-crecimiento: que el ajuste se puede hacer vía ingresos o vía gastos, estando casi inexplorada en España la primera opción.
Nos esperan tiempos difíciles, no sé si los peores o los mejores, siguiendo al Dickens de "Historia de dos ciudades". Depende de nosotros mismos como españoles y de que la UE se convierta por fin en una verdadera unión política, económica y social.
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