lunes, 5 de abril de 2010

Cien días de presidencia española: la UE actuando como Unión Política


¡Cien días de la Presidencia Española de la UE! Mi análisis en el artículo que publico hoy en Diario Crítico:

Cien días de presidencia española: la UE actuando como Unión Política
05-04-2010 -
Carlos Carnero

Puestos a innovar, también estamos dispuestos a hacerlo a la hora del balance de una Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea (UE). Basta para comprobarlo observar el interés con que Gobierno, medios de comunicación o, sencillamente, los blogueros han puesto manos a la obra para sumar en el debe y en el haber de los primeros 180 días del semestre español al frente de la Unión.

No está mal, sino todo lo contrario: se trata de eso que nosotros llamamos rendición de cuentas y los ingleses (¡qué manía les ha dado a algunos por utilizar continuamente palabras de su idioma, como si en el nuestro no las hubiera!) accountability. Entre otras cosas, porque así conseguiremos que la Presidencia interese a un mayor porcentaje de la opinión pública, un objetivo siempre loable.

A la hora de hacer balance de estos tres primeros meses, para no caer en errores, debemos tener en cuenta algunos elementos. Uno: que los primeros cien días suelen aplicarse a quien tiene cuatro o cinco años de mandato por delante, cuando aquí solo hay medio. Dos: que el saldo final deberá obtenerse, como mínimo, cuando finalice el trío de presidencias que ha empezado por España y vendrá seguido de Bélgica y Hungría, pues muchas decisiones terminarán adoptándose en los dos últimos tramos cuando, en realidad, tienen su origen en el primero, durante el que -por simples razones de procedimientos y calendarios legislativos- no habrán podido culminarse. Tres: que nuestra presidencia ha comenzado al tiempo que estrenábamos un vehículo recién salido de fábrica, el Tratado de Lisboa. Cuarto: que no se trata de examinar a España como si estuviera aislada de un conjunto, sino de entrever si este, en forma de UE, ha avanzado o retrocedido. Quinto: que a la hora de poner nota conviene ver los resultados del problema tanto como el desarrollo de la solución del mismo.

Vistas así las cosas, ¿cuál era el objetivo de España al hacerse cargo de la Presidencia del Consejo de la UE? En mi opinión, que la UE empezara a funcionar como la unión política –imperfecta, desde luego- que establece el Tratado de Lisboa e, incluso, avanzara en lo que le falta para serlo de forma completa: la unión económica.

En buena medida, eso se ha conseguido, a pesar de las turbulencias creadas por la crisis económica, que España ha sabido utilizar para inflar las velas del barco comunitario.

Las nuevas instituciones y figuras de la Unión funcionan, empezando por el Presidente del Consejo Europeo y la Alta Representante para la Política Exterior. Al igual que lo hacen las de siempre: la Comisión Europea entró tarde (a los 40 días de empezar la Presidencia Española), pero recuperando tiempo y terreno con profesionalidad y eficacia. Junto con la Presidencia del Consejo encarnada por nuestro país, han formado un todo capaz de haber adoptado decisiones en los temas más álgidos de la crisis (Grecia), abriendo puertas de futuro al gobierno económico y social de la Unión; haber enfrentado catástrofes humanitarias (Haití), encabezando la reacción de la Comunidad Internacional; haber recuperado la iniciativa en temas esenciales como la lucha contra el cambio climático (posición post-Copenhague de cara a México); haber aprobado elementos tan claves para ciudadanía como la Estrategia de Seguridad Interior; haber creado instrumentos fundamentales para la libertad y la igualdad como el Observatorio contra la Violencia de Género; haber celebrado con éxito Cumbres como la de Granada con Marruecos; y, en fin, haber generado propuestas legislativas –reglamento de la Iniciativa Ciudadana Europea, proyecto de Servicio Europeo de Acción Exterior- que están a la altura de los avances que supone el Tratado de Lisboa.

En los segundos cien días, se registrarán muchos más pasos concretos: Cumbres (con América Latina y el Mediterráneo), adopción de nueva legislación o presencia activa con propuestas en el G-20, hasta un largo etcétera. Pero lo esencial es que estos tres meses finales de la Presidencia Española ahonden en afianzar su objetivo: que la UE actúe como una auténtica unión política.

Carlos Carnero, Embajador de España

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