domingo, 28 de febrero de 2010

Mi artículo sobre la muerte de Orlando Zapata


Publico en Nueva Tribuna un artículo sobre la muerte de Orlando Zapata, que reproduzco a continuación:

Ha muerto un obrero defendiendo sus ideas: Orlando Zapata

Aunque muchos no quieran verlo ni oírlo, tapándose los ojos o los oídos, esta semana ha ocurrido algo tan grave como grande: ha muerto un obrero defendiendo sus ideas. Preso de conciencia y albañil de profesión, se llamaba Orlando Zapata y era cubano.

No soy de los que va a guardar silencio o mirar para otro lado, como si los derechos humanos fueran relativizables dependiendo del lugar donde se violan o se defienden. No lo he hecho nunca, ni lo voy a hacer ahora.

Zapata ha llegado a donde ninguno de nosotros hubiera querido que llegara, aunque solo sea porque al fallecer nos ha hecho morir a todos un poco. Nunca volveremos a oír su voz ni le veremos caminar por las calles de su patria.

Otros presos de conciencia cubanos han comenzado una huelga de hambre: se informa de cinco. Hay que impedir que corran la misma suerte que Zapata. Hay que exigir que se escuchen sus demandas, Hay que reclamar que se piense antes que nada en que ningún ser humano debe perder la vida bajo ninguna circunstancia. Hay, en fin, que demandar que dejen de ser presos de conciencia.

Por eso me han parecido tan importantes y tan contundentes las palabras del Presidente del Consejo de la UE, José Luis Rodríguez Zapatero, reclamando que Cuba ponga en libertad a todos los presos de conciencia y respete los derechos humanos. Han sonado altas y claras, como no podía ser de otra manera. Habrá que conseguirlo con pragmatismo y con diálogo, como quiere y promueve certeramente el Gobierno de España, pero habrá que conseguirlo.

Han contrastado con el silencio atronador de parte de la blogosfera. No nos confundamos: la izquierda y los progresistas no podemos diferenciar cuando se violan los derechos humanos.

Precisamente porque siempre hemos sido solidarios con Cuba frente al embargo norteamericano, exactamente porque somos conscientes de todo lo que la Revolución cubana ha dado al pueblo que la llevó a cabo, debemos ser los primeros en demandar que se respeten allí los derechos humanos tanto como en cualquier otra parte del Mundo.

Que otros apliquen una doble moral si quieren. Pero nosotros no. Nosotros no podemos. No debemos. Es nuestra propia moral la que nos lo exige.

Suenan en mis oídos las estrofas de alguna canción de Silvio Rodríguez. Creo recordar que dicen aquello de “la era está pariendo un corazón, no puede más, se muere de dolor, y hay que acudir corriendo si es preciso, por vivir… por cualquier hombre del mundo”, o algo así.

Es el caso. Porque ha muerto un obrero defendiendo sus ideas. Nada menos.

Carlos Carnero

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