Homenaje a la taquigrafía
Sí, homenaje a la taquigrafía, esa disciplina -arte, dirían algunos- imprescindible en tiempos en que las cosas no se podían grabar en sonidos o imágenes y que, aún hoy, sigue dando fe cierta -algo que solo la mano humana puede hacer sobre un papel con un bolígrafo o un lápiz- de lo que se dice, desmintiendo la manida, falsa y cobardona frase que reza "el hombre es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios", porque quien calla no piensa, aunque lo crea. Los que estudiamos y aprendimos taquigrafía un día algo ya lejano -en mi caso, con lecturas de los libros de García Márquez como "El coronel no tiene quien le escriba", entre otras- nos hemos sentido identificados con el obituario que hoy publica El País de Patrick Kinna, que fue taquígrafo de Winston Churchill.
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