viernes, 21 de noviembre de 2008

JUGANDO A EUROPEO –SIN TRAMPAS- EN LAS ELECCIONES DE 2009

La crisis financiera y económica serán el tema central de las elecciones europeas y, sin duda, nos servirán como clave para saber qué modelo de Unión Europea quiere la ciudadanía para gestionar los intereses públicos. Es el planteamiento que defiendo en el artículo que acabo de publicar en Diariocrítico.com, al que podéis acceder pinchando sobre el subrayado, pero que reproduzco íntegramente:

JUGANDO A EUROPEO –SIN TRAMPAS- EN LAS ELECCIONES DE 2009

A medida que nos acercamos a unas nuevas elecciones europeas surgen las preguntas sobre la importancia de esa convocatoria a las urnas, con el miedo a que una abstención creciente a lo largo de los años termine por bátir un nuevo récord en junio de 2009.

Y el caso es que, cuando nos acercamos al 30º aniversario de las primeras elecciones directas al Parlamento Europeo, cabe decir que quien más se la juega en los comicios del año que viene no es esa institución, sino el conjunto de la UE.

No se trata de echar balones fuera desde el equipo al que uno pertenece como eurodiputado para que sea el conjunto de la liga quien asuma una -según muchos- derrota asegurada por goleada de incomparecencia ciudadana.

Bien al contrario, la cuestión es no eludir con una cuestión secundaria –la confianza en el Parlamento Europeo- la principal: la validez que la Unión tiene para quienes son sus sujetos protagonistas, es decir, los hombres y las mujeres que viven en ella.

En una coyuntura de profunda crisis económica y financiera internacional, las elecciones europeas van a ser una especie de referéndum sobre si la Europa unida es respaldada o no por los electores como el instrumento para gestionar los intereses públicos de manera eficaz.
Si ese respaldo se produce –vía una participación mayor que en 2004 y un voto masivo a las grandes fuerzas europeístas-, podremos interpretar que ha sido por dos razones: una, que la actuación de la UE desde el estallido de la crisis este verano ha sido percibida como acertada y proactiva; dos, que se le da crédito –ahora que tanto se habla del mismo- para seguir actuando y hacerlo incluso con más competencias e instrumentos.

Si no, a la crisis económica habrá que sumar una crisis política en el nivel europeo, porque difícilmente podría hacerse todo lo que es menester en estos momentos de graves dificultades si el apoyo ciudadano al proyecto europeo es débil o decreciente.

Hay, además, un elemento añadido a los expuestos: la nueva Administración norteamericana de Barack Obama necesita una UE sólida como socio y aliado para llevar adelante su política exterior basada en el multilateralismo tanto como el Mundo precisa de una Europa unida capaz de ejercer un contrapeso que impida a los nuevos gobernanes de los Estados Unidos –los santos solo están en el cielo- caer en la tentación unipolar.

Así que a la urnas en las que se elegira el nuevo Parlamento Europeo se les observará con una mirada mucho más interesada que en anteriores ocasiones, en las que la displicencia campaba sin demasiados límites.

Por eso convendría que las elecciones europeas fueran en España lo que su nombre indica y no una justa para medir causas hispano-españolas. Aunque me temo que la tentación vive arriba y será relativamente complicado conseguirlo.

Pero por pedir que no quede, al menos teniendo en cuenta un argumento: que la UE que salga de las elecciones europeas –reforzada o debilitada- será la que nuestro país tenga que encabezar en el primer semestre de 2010 cuando el actual medio año francés del hiperactivo Nicolás Sarkozyal frente del Consejo haya pasado a los anales y llevemos doce meses en manos de dos países tan respetables como de limitada influencia (República Checa y Suecia).

Si aquí hacemos una campaña europea con ideas europeas –valga la redundancia- y los dos grandes partidos contribuyen a que España esté a la cabeza de la partipación en las urnas en la Unión a 27, no solo habremos puesto nuestro granito de arena para una UE más vitaminada con el voto ciudadano, sino que también habremos contribuido al éxito de la presidencia española.
Como el movimiento se demuestra andando, los socialistas españoles nos hemos traído a Madrid, los días 1 y 2 de diciembre, el Consejo del Partido Socialista Europeo que aprobará el programa electoral de la socialdemocracia de la UE para los comicios de 2009. Por nosotros no será.

Carlos Carnero,
Vicepresidente del Partido Socialista Europeo y eurodiputado

2 comentarios:

izquierda plural dijo...

Como siempre, los socialistas debemos ser los garantes de la participacion ciudadana en las eleccioen europeas.

saludos

Anónimo dijo...

Lástima que aquí Europa siga siendo el lugar del norte de donde vienen los guiris en verano.
Solo hay que ver, mucha repercusión de las elecciones de USA pero con una multitud de Rumanos-as viviendo en España y no hay nada de seguimiento de esas elecciones en los medios de comunicación españoles, y lo mismo podríamos decir de cada uno de los 26 países restantes, quizá con un poco de excepción con Francia.