jueves, 3 de julio de 2008

MIS IDEAS SOBRE LAS SALIDAS A LA CRISIS EUROPEA EN SOITU.ES

El periódico digital SOITU.ES publica hoy un interesante reportaje sobre las posibles soluciones a la crisis provocada por el NO de Irlanda al Tratado de Lisboa que incluye bastantes declaraciones mías. Lo reproduzco a continuación y espero que os sea de interés.

Francia busca un 'cabeza de turco' de la crisis europea que ella creó
Por EDU SÁNCHEZ (SOITU.ES)
03-07-2008
"Fue un grave error ampliar la Unión Europea antes de reformar las instituciones comunitarias". Es la respuesta de Sarkozy a las últimas reticencias de polacos y checos de continuar con el Tratado de Lisboa. ¿Fue un error la ampliación a Veintisiete? ¿Son los últimos en incorporarse al club los que más obstáculos ponen? ¿Es momento de la Europa a dos velocidades? La bomba de relojería está en las manos de Sarkozy (que asume la presidencia de turno de la UE) y cuya República aún busca una solución al desastre que ella provocó.
Las reticencias de los presidentes de Polonia y República Checa a continuar con el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa, después del rechazo de los irlandeses,
no han sentando nada bien a Sarkozy. El inquilino del Eliseo recordó hace pocos días que es una "cuestión de moral y honestidad" ratificar aquellos documentos que uno ha firmado (en referencia al presidente polaco) y afirmó que fue un "error" el proceso de ampliación que se ha llevado a cabo hacia el Este sin antes abordar la reforma de la institución comunitaria.
"Es cierto que Polonia y República Checa han encontrado la excusa para rechazar un proyecto en el que no creían, pero se la ha brindado una institución que se construye con el posible veto de los Estados y, por tanto, ese derecho no puede ser admitido para unos y condenado para otros", señala
Ignasi Guardans, diputado por CiU en el Parlamento Europeo. Esta opinión también la comparte el director del Centro de Estudios Europeos (CEE), Enrique Banús, para quien el 'no' irlandés "les ha venido de perlas" a checos y polacos, quienes "escudándose en él pueden hacer lo que siempre han querido, pero que en solitario no se atrevían".
Carlos Carnero, eurodiputado socialista, no comparte la idea de que haya oposición en estos países, pues el Tratado ha sido ampliamente ratificado por sus Parlamentos. "Estamos ante la oposición de dos señores [el polaco Lech Kaczynski y el checo Václav Klaus] conocidos por sus actitudes antieuropeas y provocadoras", afirma el político español. Ambos presidentes han mantenido ciertamente una actitud muy crítica con la Unión. Basta recordar las trabas que presentaron los gemelos polacos a la Carta de Derechos Fundamentales de la UE o la petición de "desguace" de la institución que ha hecho el dirigente checo recientemente.
Un 'mal menor' necesario para la institución
Sin embargo, las exigencias de ambos dirigentes (junto a las del Reino Unido) fueron atendidas durante la gestación de la Constitución Europea y el Tratado de Lisboa, cuyas expectativas iniciales fueron rebajadas. "El resultado de ambos textos es decepcionante, porque los más europeístas no están contentos -no los defienden con entusiasmo, sino como mal menor al inmovilismo- y los euroescépticos tampoco han reculado", reconoce Guardans. "Pero es que la Unión necesita este Tratado como necesitaba la Constitución", recuerda su colega socialista, uno de los padres de la nonata Carta Magna europea. Banús argumenta como explicación el principio de la "política como el arte de lo posible: en aquel momento lo que se vio posible fue sacar adelante el Tratado con todas las concesiones, esperando que el dominio de los Kaczynski no se extendiera demasiado en el tiempo".
"Si todos no quieren volar a la misma velocidad y a la misma altura, pero sí en la misma dirección, no deberían ser obligados"
A pesar de estos esfuerzos, los irlandeses no quedaron convencidos y algunos dirigentes han aceptado a regañadientes el documento comunitario. ¿Cuál es la alternativa entonces? Carnero es un firme partidario de la Europa de las dos velocidades, tan
temida por algunos. "Si todos no quieren volar a la misma velocidad y a la misma altura, pero sí en la misma dirección, no deberían ser obligados". Además, recuerda, ya existe esta doble velocidad en temas como el euro o las excepciones que algunos países tienen en la aplicación de los tratados. Y quizá ésta sea la "fórmula imaginativa" para el caso irlandés. Sin embargo, el director del CEE cree que, aunque es posible distintos ritmos en aplicar cuestiones puntuales, no es viable en el funcionamiento general. "Sería la muerte del proyecto -comenta- por lo que es necesario reformas puntuales, políticas de pasos pequeños y negociación, negociación, negociación". Banús se muestra en este punto muy crítico con los actuales dirigentes europeos, "una generación mediocre de políticos que está haciendo mucho daño a un proyecto cuyas luces son mayores que sus sombras".
Francia y Holanda, "incapacitadas para la crítica"
Con este panorama, Sarkozy parece haber encontrado la causa de los males que aquejan hoy día a la Unión Europea. Y eso que fue su país quien, a juicio de estos expertos, metió en este callejón a la institución. "Francia y Holanda están incapacitadas para criticar a otros, pues ambos causaron la actual crisis al no ser capaces de sacar adelante la Constitución y aportar una solución", señala Guardans. "Los problemas no los están creando precisamente los nuevos, sino estos dos países fundadores y uno que se incorporó en 1973 (Irlanda), que no ha sabido gestionar y defender su apoyo al Tratado", comparte Carnero. Eso no implica que no apoye la respuesta del presidente francés a las "impresentables" declaraciones de Lech Kaczynski.
Por tanto, nada de buscar un 'cabeza de turno' entre los países recién incorporados. Aunque parece, según los expertos, que la ampliación pudo hacerse de otra manera. "El proceso fue excesivamente rápido (compárese con la tortura que tuvo que pasar España). Se negoció 'a bulto' por los fuertes intereses de Alemania y Francia", afirma Banús. "Es cierto que para nuestros intereses hubiera sido más conveniente proceder a reformar la institución antes de admitir nuevos socios, porque alcanzar acuerdos entre Quince es más fácil que entre Veintisiete", opina Guardans.
Sea quien sea el responsable de la actual situación, salir del atolladero es el reto que tienen los Estados comunitarios, pero no el único. En perspectiva está la ampliación del club y las próximas elecciones europeas. Sobre lo primero existe unanimidad entre los expertos consultados: pisar el freno. "Yo estoy en contra de cualquier ampliación sin que entre en vigor el Tratado de Lisboa, porque todo tiene un límite", apunta Carnero, que añade que ésta es una opinión "muy compartida" por sus colegas del grupo socialista europeo. "La ampliación hasta el momento ha salido bien con los mimbres que teníamos, pero ahora hay que reforzar los cimientos para continuar admitiendo a más inquilinos", añade. Aunque Turquía está en la mente de todos, el próximo candidato es Croacia, cuya inclusión defienden acérrimamente Polonia y República Checa.
Sobre las elecciones del próximo año, y ante las expectativas de una baja participación, la respuesta parece estar en la capacidad de los políticos de hacer comprensible el complejo mundo de Bruselas. "Es necesario un esfuerzo idéntico al que hacen los partidos en unas elecciones generales, aunque resulte exagerado", explica Carnero, que espera continuar en la misma Cámara donde lleva trabajando desde 1994. Reconoce que muchos ciudadanos no perciben la importancia que tiene la UE en su vida cotidiana, desde la seguridad del avión en el que viajan, los neumáticos de su vehículo o las garantías sanitarias de lo que comen y beben. "El Parlamento Europeo, que exige mucho a las demás instituciones, tiene que hacer un examen de conciencia y reformarse", opina Banús, para quien esta institución está aquejada del "secuestro" por los partidos políticos, "que en demasiadas ocasiones lo utilizan como 'aparcamiento áureo'". En el caso español, el reto es conseguir que España "no sea sólo campeona de la Eurocopa, sino también campeones en participación y europeísmo. ¡Podemos!", concluye Carnero.

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