sábado, 7 de junio de 2008

Irlanda desata el miedo a los referéndum, cuando la solución es un referéndum europeo para dar la palabra a la ciudadanía

Preocupación en Bruselas y otras capitales europeas por el sondeo del Irish Times que pronostica a día de ayer una victoria del NO en el referéndum que Irlanda celebrará el 12 de junio sobre el Tratado de Lisboa. Hay quien piensa que la manera de evitar disgustos como los de Francia y Holanda en 2005 con su rechazo en las urnas de la Constitución Europea o, hipotéticamente, el que podría ahora dar Irlanda sobre el nuevo Tratado, pasa por disparar contra el pianista, es decir, por acabar con los referéndum sobre las normas europeas. No estoy de acuerdo. Primero, porque se trata una vez más de ese despotismo ilustrado del "todo para los europeos, pero sin los europeos" que pagamos día a día con la lejanía ciudadana de la UE y que cristaliza con especial visibilidad en la abstención en las elecciones a la Eurocámara (ese será el principal enemigo en los comicios del 4 al 7 de junio de 2009, en realidad). Segundo, porque otros referéndum se han ganado con fuerza, como el que celebró España convocado por Zapatero sobre la primera Carta Magna europea el 20 de febrero de 2005: no olvidemos que aquella consulta terminó siendo el amarre para que los contenidos de la Constitución no se fueran a pique y reflotaran en su mayor parte en el Tratado de Lisboa. La solución no es "prohibir los referéndum", sino crear la figura del referéndum europeo: decenas de miembros lo propusimos en la Convención Europea, pero no tuvimos éxito. Yo lo he vuelto a proponer muchas veces, una de ellas conjuntamente con Bronislav Geremek en un artículo publicado en El País. Y lo vuelvo a proponer ahora: de hecho, el PSOE va a proponerlo con motivo de la redacción del Manifiesto Electoral del Partido Socialista Europeo. Esa es la manera de acabar con la ruleta rusa de referéndum aislados, víctimas de la coyuntura política nacional de los países en los que se convocan y, sobre todo, de la apatía de los Gobiernos que los gestionan. Ayer leí que el Primer Ministro irlandés se presentó en un mitin en su circunscripción electoral iniciando su intervención con el reconocimiento de que no se había leído el Tratado de Lisboa. ¿Gracioso? No, deprimente.

2 comentarios:

Alfonso Saborido dijo...

¿Vota la gente en consonancia con lo que se pregunta en un referendum sobre Europa? A mi me parece que no. Lastimosamente, Europa nos queda muy lejos, y por desgracia nos da igual, cuando no debería ser así, porque la tenemos más cerca de lo que parece, dentro. Estos referendum se aprovechan para protestar por cualquier cosa, más bien como rabieta, que por lo que realmente se piensa. Una pena. Puede que esté equivocado, pero es mi percepción desde esta punta de Europa, a menos de cien kms. de Africa. Saludos y gracias por su trabajo.

zalakain dijo...

A mí lo de prohiir el referéndum me parece un disparate. Muy al contrario, lo que hay que hacer es introducir los referéndums; hoy día disponemos de la capacidad tecnológica suficiente para hacer depender determinadas tomas de decisión de la voluntad popular. Sólo falta la voluntad política.