Ganar las elecciones por la izquierda: de Zapatero a Greenspan, pasando por el Partido Socialista Europeo y la Confederación Europea de Sindicatos
Leo tres noticias que me llaman la atención.
La primera es que Alan Greenspan, el que fuera Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, alerta de los peligros que vive la economía española por el pinchazo inmobiliario. Lo dice al hilo de la publicación en nuestro país de su libro "La era de las turbulencias". Me indigna un poco la reverencia casi religiosa que muchos de nuestros intelectuales, economistas y periodistas profesan por este señor. Es curioso, porque en los Estados Unidos hay muchos profesionales y analistas que señalan directamente a su gestión al frente de la Reserva como uno de los factores que permitió la catástrofe financiera que hoy vive Norteamérica. Entre ellos está uno de los más prestigiosos economistas del país, Paul Krugman (qué delicia leerle en el International Herald Tribune: algún medio debería pubicar sus artículos en España, por cierto), quizás el único que ha sido hasta la fecha capaz de dar una explicación coherente a la crisis del Sudeste Asiático en los 90 y de las hipotecas ahora. Greenspan es uno de los representantes más conspicuos del capitalismo especulativo que no dijo una sola palabra cuando se concedían los créditos basura y se construía la pirámide de papel en la que actualmente se debate una de las principales economías mundiales. ¿Recibir de él lecciones? ¡Well I never!, o en español, ¡anda ya!
La segunda también tiene que ver con esta nueva crisis del sistema, que a mi se me antoja cada vez más una nueva crisis de sobreproducción, de las que ya hemos conocido tantas. Se reúnen los mimistros del Ecofin en Eslovenia y, ante la inflación, piden moderación salarial, mientras las Confederación Europea de Sindicatos se manifiesta en la misma ciudad pidiendo la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores. Lleva razón la clase obrera. No se trata de ganar un punto respecto al alza de los precios. Se trata de reequilibrar una tarta que ha mermado incensantemente en contra de los asalariados en las últimas décadas, creciendo a favor de los empresarios. Mal mensaje el de los ministros. No solo por razones políticas, sino incluso técnicas: ¿por dónde creen que se puede reactivar el consumo y aumentar el crecimiento si ajustan el cinturón a la mayor parte de la población? Una cosa más: si los trabajadores no perciben que la UE transforma en políticas concretas sus objetivos -ser una economía social de mercado con pleno empleo, igualdad y estado del bienestar-, se alejarán de la construcción europea. Y si se alejan, el campo para los populismos estará más abierto. ¡Cuidado!
Y al hilo de eso, la tercera. Se informa -lo hace Andrés Ortega en El País- de que se ha reunido en el Inglaterra, convocada por Gordon Brown, una nueva edición de la "Tercera Vía" del Tony Blair. En el encuentro, el representante del Partido Socialdemócrata holandés, Wouter Boss, habría dicho que los progresistas deben ser menos académicos y más populistas. Ni caso: basta ver sus resultados para darse cuenta que nos propone una fórmula equivocada, porque confunde los hechos. En Holanda y en otros países de la UE hay partidos socialdemócratas que ven con lógica preocupación el crecimiento de formaciones que les disputan "por la izquierda" importantes porcentajes de electorado. Pero la solución no es competir en populismo, sino competir en progresismo de gobierno, con propuestas sólidas y favorables a los trabajadores. Esto tiene que ver con mis dos reflexiones anteriores. Zapatero, dice el periodista, no pudo asistir por encontrarse preparando el debate de investidura. Es una pena, porque quizás podría haber explicado cómo se ganan las elecciones por la izquierda actuando como tal. Un anotación sin importancia: en la citada información se utiliza la palabra líderes, como ya se hace todos los días. ¡Qué poco me gusta el término! Representa individualismo, gregarismo, falta de elaboración colectiva, de decisiones compartidas. Lástima que el castellano no contara con esa palabra y nos la hayan terminado colando. Una propuesta: tratemos de evitarla siempre que podamos, ¿vale?
Apunte final a esta ya larga entrada: el Partido Socialista Europeo, de cuya Presidencia formo parte, representa a los progresistas en este continente. No hacen falta nuevos inventos. Que lo está haciendo bien lo demuestra un pequeño dato: la web para la elaboración abierta e interactiva del Manifiesto Electoral para las europeas de 2009 ha recibido ya 180.000 visitas. Por el contrario, el Partido Popular Europeo solo ha abierto un canal de televisión en el que sus dirigentes hablan y los espectadores escuchan, sin poder opinar. La diferencia es que nosotros decimos a los ciudadanos ask away! (¡pregunten!) y ellos keep silent! (silencio). Así que cuando celebremos a finales de año en Madrid el Consejo del PES que aprobará el Manifiesto ya llevaremos un buen trecho de trasnparencia y participación recorrido. Está bien, ¿no?
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