¡Que la extrema derecha siga siendo una exigua minoría! ¡Ánimos, Zerolo!
Aterrizo desde Valencia -de donde vengo de pronunciar una conferencia en la Facultad de Derecho de la Universidad sobre el futuro de Europa- y al sintonizar la radio del coche escucho la noticia de que la extrema derecha ha reventado la concentraciónn unitaria celebrada a las 12 frente a las oficinas del Ayuntamiento de Madrid en la Plaza de la Cibeles. El locutor de la SER dice algo que me llena de orgullo: esos cientos de antidemócratas no representan a la ciudadanía de esta capital. Pero pienso al tiempo que algunos discursos les han alentado a salir a la calle de nuevo para gritar las frases terribles de siempre. Insultan a Pedro Zerolo: "¡maricón, rojo!" y casi pasan a agredirle, tanto que el Vicealcalde Cobo tiene que sumarse a su defensa. La derrota de ETA pasa por la unidad, por el apoyo al Gobierno en su actuación frente al terrorismo, como siempre fue y debería haber seguido siendo en democracia. Lo que más me duele es que algún dirigente político de la derecha pueda condenar formalmente a los nostálgicos a la vez que se susurra a sí mismo: "se lo tenían merecido". Me voy a participar en una mesa redonda sobre el Tratado de Lisboa en la sede del Parlamento Europeo en Madrid y luego a grabar un programa para TVE sobre el mismo tema (¡día intenso, desde luego!). Diré allí lo que pienso: que un gran logro de nuestro país ha sido convertir en minoría exigua a los que hoy se lanzaban contra Zerolo. Que nadie destroze ese logro, porque marca la diferencia con países que sí los tienen.
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