miércoles, 19 de diciembre de 2007

Debate en el Congreso sobre la Cumbre Europea: Zapatero, en su lugar proeuropeo, y Rajoy, buscándolo en el aeuropeísmo

El debate celebrado esta tarde en el Congreso sobre el último Consejo Europeo y la firma del Tratado de Lisboa ha puesto de manifiesto, lamentablemente, que el PP y su Presidente, Mariano Rajoy, no ven más allá de la punta de su nariz. Es impresionante comprobar la distancia que media entre el discurso europeo de la derecha alemana o francesa y el de la derecha española. Aquel es conservador pero europeísta. Este es ultraconservador y aeuropeo, es decir, ajeno a un compromiso profundo y sin restricciones con la profundización política de la UE. En él no hay lugar para la perspectiva, sino para el ataque a todo y a todos, a la incapacidad para reconocer los avances: confunden el análisis con el juicio de valor, la crítica con la descalificación. El Gobierno socialista español no tiene alternativa en política europea, pero es que ni siquiera tiene oposición. Zapatero ha estado muy en su lugar: claro, sobrio, europeísta, subrayando lo que el Tratado significa de avance para Europa y, en su seno, para España. Igual que el Portavoz Socialista, Diego López Garrido, miembro que fue de la Convención Europea, excelente cuando le ha preguntado a Rajoy si considera un éxito la excepción británica respecto a la Carta de Derechos Brown, tras la insistencia del líder del PP en preguntar al Presidente del Gobierno sobre lo que "había sacado España" en todo este ejercicio. España está en el corazón de Europa porque gobiernan los socialistas. Con el PP volveríamos a ser parte del coro aeuropeo.

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