Novedades y comentarios sobre la Constitución Europea: Holanda, Francia, Reino Unido y la posada del Dómine Cabra
Comentaba hace un par de días que en Holanda va a formarse un gobierno de coalición compuesto por los democristianos, los socialdemócratas y un pequeño partido protestante llamado Christen Unie. Ya sabemos algo de lo que su programa dice sobre el futuro de la UE: rechaza el término Constitución, quiere una mejor definición de papeles entre Bruselas y los países miembros, reclama limitar los poderes de la Unión en temas como el social (¡como si tuviera muchos ahora en ese campo!) y aumentarlos en otros, particularmente en justicia e inmigración (¡premio!).
Eso sí, deja al Consejo de Estado la decisión de si es preciso convocar un referéndum sobre un hipotético nuevo Tratado.
Francamente, no me gusta. El término Constitución no es un capricho de quienes elaboramos la Europea en la Convención. Refleja algo más profundo: pasar de una unión fundada en la legitimdad otorgada por los estados miembros a otra que, sin olvidar esta, hunde sus raíces en la legitimidad que da la ciudadanía, con todo lo que ello implica, expresando un paso cualitativo hacia la culminación de la unión política. En cuanto a lo del referéndum, me temo el mensaje que lanza: rebajar al máximo los contenidos del Tratado constitucional para no pasar por las urnas, porque no se garantiza que el NO no vuelva a triunfar. En todo caso, veremos la evolución de las cosas en los próximos meses.
En Le Monde Dominique Strauss-Khan publica un artículo pidiendo explicaciones por la ausencia de Francia en la reunión de los Amigos de la Constitución celebrada en Madrid el 26 de enero. Me pregunto qué hubiera dicho el representante francés en una reunión de ese tipo. La respuesta la sirve el propio DSK: dar la vuelta a la Constitución como un calcetín, porque en su discurso no cabe más que la prevalencia del NO francés. Todos debemos comprender que la única salida es un acuerdo político que nos permita llegar a los 27 a la estación término, respetando la columna vertebral de la Constitución. Ahora se habla de preservar su sustancia. Bien. Pero me temo que algunos entienden sustancia como la que tenía el sopicaldo de la posada del Dómine Cabra...Y eso no.
España tiene que hacerse valer. Lo digo porque un comentarista escribía ayer en The Guardian que el problema de la Señora Merkel es que a Alemania le falta un socio fuerte a favor del SÍ en este proceso. ¿Nuestro país no lo es? Claro que lo es: con un referéndum hecho y ganado, siendo uno de los seis grandes de la UE, es evidente. Pero no basta lo que uno piense de sí mismo. Tienen que pensarlo los demás. Por eso la reunión del 26 de enero fue un éxito. Mas como un primer paso.
1 comentario:
Los holandeses y en alguna prensa europea debería haber escuchado a los 20 paises que asistieron a la reunión de "los amigos de la Constitución". Comprenderían que un proyecto tan ilusionante (el único proyecto de gobernar la globalización en la actualidad)no puede sino seguir adelante. Es necesario (no solo útil, que lo es) para los TODOS países de la UE, para la región y para el mundo.
La Constitución europea va adelante con la ayuda de España y del resto de la mayoría del resto de países. Seguro que al final de todos.
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