viernes, 20 de abril de 2012

Expolio de Cristina Fernández de Kirchner contra Repsol: el blog de Alternativas lo analiza

Excelente post de Vicente Palacio en el Blog de la Fundación Alternativas en El País sobre la inaceptable decisión de la Presidente de Argentina contra Repsol. Os lo recomiendo.

Argentina: dos ya no bailan el tango
Por: Alternativas | 20 de abril de 2012
VICENTE PALACIO.


La expropiación forzosa del 51% de las acciones de Repsol a YPF es la pesadilla más reciente del post-peronismo de Cristina Fernández de Kirchner. Después de esto, la gran pregunta es ¿toca a su fin la relación estratégica entre España y Argentina?

¿Qué ha empujado al Gobierno argentino a dar esta fatal paso adelante? Un vistazo a la situación política y económica del país nos puede aclarar muchas cosas. De un lado, la hegemonía política del Frente para la Victoria en las dos cámaras, sobre las que se erige el presidencialismo, algo solipsista, de la viuda de Kirchner. Ésta vive un momento político que le otorga un cheque en blanco que posiblemente le va a durar aún un tiempo. Dos instancias clave están intervenidas: el Instituto Nacional de Estadísticas (Indec), célebre por falsear los de datos de inflación y de desempleo (oculto tras las subvenciones y la informalidad), y la Secretaría de Comercio, que fija a dedo los precios de los productos básicos, en una nueva versión de aquella "sustitución de importaciones" de los años sesenta del siglo pasado. Una economía subsidiada, sostenida, fundamentalmente, por la exportación de soja -que va comiendo el terreno a la ganadería- con la competitividad en caída libre; y un crecimiento para 2012 que caerá a menos del 4%, la mitad de la media de los años recientes de bonanza, el 8,5%. En suma, una "economía mágica" donde nada es lo que parece, y donde nadie entre los partidarios de la Presidenta se atreve a decir la verdad en voz alta para no ser tachado de antipatriota.

La cosa podría resumirse así: la Presidenta ha visto en la expropiación una manera de contener precios, a la vez que una manera de autoafirmarse en el cargo, agitando el fantasma de una empresa tan emblemática para el corazón de los argentinos como YPF, escondiendo el hecho de que fue el matrimonio Kirchner quien accedió a su privatización y la entrada de Repsol. Desde 2008 Repsol se afianzó como socio estratégico para el Gobierno argentino en su política energética. Todo parecía ir bien hasta que en noviembre de 2011 suceden dos cosas que ponen nervioso al Gobierno argentino. Una, que se aumentan la distribución de dividendos, llegando a los 1000 millones de dólares, un 25% de las regalías. Otra, que Repsol anuncia unas enormes reservas descubiertas en Vaca Muerta, que representan el 50% de las reservas argentinas de gas y petróleo, y valoradas en 250.000 millones de dólares. Un bocado demasiado sabroso como guardar las formas.

Parece que todo gobierno en Argentina ha de tener sus Malvinas: y en esto Cristina Fernández ha encontrado las suyas. El cóctel político-económico ha hecho explotar de la peor manera la controversia entre Gobierno y Repsol acerca de la inversión de la empresa. Las relaciones en estos años han pasado por el tira y afloja habituales, en relación al aumento de la producción o los precios. Pero la inversión de la empresa española se ha mantenido en estos años en la media de las petroleras presentes en suelo argentino. En los últimos meses se iban recrudeciendo las exigencias de la Casa rosada, que alegaba una producción insuficiente para una creciente demanda, o la re-inversión de las regalías. Finalmente, se ha hecho de manera ilegal y discriminatoria (para más sorna, Repsol ha sido expropiada con una ley de la dictadura de Videla de 1977, la 21499, la misma dictadura que, paradojas de la vida, el juez Garzón se afanaba en perseguir hasta no hace mucho), sin tocar a los otros accionistas argentinos, norteamericanos o chinos del sector energético, y ninguneando los acuerdos para la protección de inversiones recíprocas con España.

A corto plazo el Gobierno español no tiene demasiado margen de maniobra para revertir la situación. Las sanciones a la soja, la carne, o al biodiésel son insuficientemente disuasorias. Y, a diferencia de lo que esperaba el Ministro de Exteriores Margallo, Estados Unidos -con Exxon a salvo de la quema- no va a mojarse en esto, porque está más bien a sus problemas internos, y también porque no quiere abrir más frentes comerciales además del que ya tiene con su vecino, Brasil. En cuanto a China, con su petrolera Sinopec, que había llegado a un pre-acuerdo para invertir en YPF.

¿Fin, por tanto, de la relación especial entre ambos países? Aún hay alternativas a ese mal final. Pese a todo, no hay que bajar los brazos. La batalla -el Gobierno del PP se va dando cuenta ya- se libra a medio y largo plazo, en el ámbito político y jurídico. Después de las bravatas de ambos gobiernos, es un momento de prueba de la diplomacia económica española. Habrá que tejer con paciencia una tela de araña envolvente para desacreditar a ojos de sus socios latinoamericanos y europeos, de los socios del G-20, en la OMC, y también en los medios de comunicación económicos más influyentes en el ámbito de los negocios, al Gobierno de Cristina Fernández, efímero al fin y al cabo. En especial, supune una prueba de nuestra influencia en la UE, y de nuestra capacidad de movilizar a la Comisión y el Parlamento. Por el momento, el único apoyo firme es el de la UE, que va a suspender sus encuentros previstos con Argentina, y se plantea represalias de los 27. Ese ese el camino.

Si se hace con paciencia y transparencia, y se mantienen abiertos los canales de diálogo, a la larga podría haber un final no tan infeliz: se reparan los daños a Repsol, y a la relación entre los dos países; Argentina renuncia a ser un "estado gamberro" de la economía internacional, y retoma el buen camino; y España aprende a blindarse de este tipo de acciones para el futuro, y acaba saliendo de su crisis.

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