miércoles, 25 de mayo de 2011

Se puede ganar a la derecha: mi artículo en Nueva Tribuna

Se puede ganar a la derecha

Carlos Carnero

25 Mayo 2011

Yo también estoy indignado. Sobre todo cuando compruebo que el capítulo “La #spanish revolution” comenzado a emitir en sesión continua el 15 de mayo, ha venido seguido por el episodio programado para la noche del 22 en versión color azul titulado “La #spanish involution”.

Pero en mi caso hay un segundo motivo de indignación: que algunos empiecen a dar por sentado que la victoria del PP en las elecciones municipales y autonómicas se repetirá inevitablemente en las generales de 2012.

No solo es irresponsable y muy típico de la izquierda española, sino que además no responde racionalmente a la realidad.

Primero, porque el voto en ambos comicios no tiene por qué ser el mismo: basta ver el número total de papeletas cosechadas por los partidos en las municipales, muy por debajo del que reciben en las generales, para comprobar que hay margen cuantitativo para la variación de resultados.

Y segundo, más importante: si algo ha quedado claro el 22 de mayo es que el PP es incapaz de rentabilizar el descenso socialista: donde estos pierden 1.500.000 electores, los otros ganan 500.000. A lo que habría que añadir el mínimo avance de IU (200.000 votos más, con la que está cayendo, es una magra cosecha).

Dicho todo esto, creo que es imprescindible para la izquierda mayoritaria y de gobierno, o sea, el PSOE, hacer tres cosas:

- resistir la presión de la caverna para adelantar las elecciones. No tanto por ganar tiempo, sino para evitar la zozobra del país en términos económicos. La decisión del Gobierno de permanecer ya ha cosechado sus primeros resultados: el descenso de la prima de riesgo de la deuda y su colocación a tipos inferiores a la última subasta. Y deberá servir para otros necesarios: cerrar la reforma de la negociación colectiva entre sindicatos y empresarios y finalizar la reestructuración de las Cajas.

- presentar un candidato a la presidencia del Gobierno sólido, conocido por el 100 % del electorado, respetado, con una alta valoración ciudadana verificada por haber demostrado al tiempo su capacidad para gestionar la cosa pública en sus temas más importantes (y espinosos) con solvencia y plantar cara a la derecha con éxito. Un candidato, por lo tanto, capaz de recuperar la confianza de la práctica unanimidad del electorado progresista en todo el territorio nacional.

- proponer un programa electoral que, una vez ordenada la casa en el terreno económico durante esta legislatura, contenga cuatro grandes líneas de contrato con la ciudadanía: la recuperación económica en base a políticas activas de creación de empleo (inversión pública, en primer lugar), no contemplando ni un solo recorte más del Estado del bienestar o de la capacidad adquisitiva, sino al contrario, la desaparición de los ajustes que están en vigor en cuanto sea posible; a tal fin, cambiar el eje para garantizar la salud de las cuentas públicas y su financiación: no disminuir más los gastos sino aumentar los ingresos, dejando a la deuda en segundo plano y situando en el primero el incremento de los ingresos fiscales, elevando la progresividad del sistema para que paguen más los que más tienen; un nuevo capítulo de continuidad en la ampliación de derechos llevada a cabo con fuerza a los largo de estos ocho años; y una regeneración radical de la vida democrática que incluya reformas imprescindibles: ya es hora de adoptar las listas abiertas, la proporcionalidad estricta (¡basta ya de que voten las hectáreas!) entre votos y escaños, la transparencia absoluta en la toma de decisiones, medidas nítidas frente a la corrupción y la berlusconización y, en fin, la puesta en marcha de cuantas formas de democracia participativa sean posibles: reformar la Constitución o la Ley Electoral no es imposible, hay que proponerlo si es preciso.

Por descontado, no se trata de protagonizar un giro de 180 grados que no tendría credibilidad. Pero sí de dar por concluida una etapa de estabilización económica cuya gestión, precisamente, permite ahora comenzar otra que tenga como guía la profundización del estado del bienestar y la reducción del paro, empezando por el juvenil y el de larga duración. Una etapa para la que es imprescindible reconstruir el bloque político de la izquierda política, sindical y social.

Creo que con apuestas de ese tipo (cuya formulación lleva en sí misma la autocrítica por los errores cometidos, faltaría más) se puede generar el necesario compromiso político demostrando, una vez más, que ni todos los políticos son iguales ni ha desaparecido la diferencia entre la izquierda y la derecha. Esto es, se puede conseguir que la indignación tenga consecuencias y las pague quien ha generado la crisis: la derecha.

1 comentario:

Jorge Juan Morante dijo...

También hay que valorar que algunos puntos como Madrid, el PP ha perdido también apoyos, aunque su perdida de apoyos no haya ido aparejada a una perdida de la mayoría absoluta.