lunes, 27 de septiembre de 2010

Buenas noticias: el déficit público se ha reducido en un año el 42 %

Entiendo que al calor de una convocatoria de huelga general se produzcan ciertos excesos verbales, pero de ahí a superar algunos límites va un trecho. No creo que el Presidente del Gobierno se merezca que se le espete que “no tiene ninguna credibilidad” o se le despache con un “se está suicidando políticamente”.

Sobre todo porque el Gobierno socialista está dando un ejemplo de cómo se debe encarar una huelga: con moderación, con respeto, con voluntad de acuerdo. El Gobierno está defendiendo a los sindicatos de los brutales ataques de la derecha, ha pactado los servicios mínimos por primera vez en la historia de la democracia y ha asegurado que el día después de la huelga va a continuar el diálogo con las centrales sindicales sobre temas esenciales.

En un año, el déficit del estado se ha reducido un 42 %, como resultado de las medidas del Gobierno frente a la crisis. Son 25.455 millones de euros menos de números rojos. Y ha aumentado la recaudación del IVA y del IRPF en un 13’8 %. Todo ello ha servido para que en los primeros ocho meses del año haya sido de 35.186 millones de euros, frente a los 68.219 de igual período en 2009. ¿Consecuencia? Pagaremos una enorme cantidad menos por intereses de la deuda, lo que implica que lo no gastado en ello servirá para consolidar los recursos destinados, en primer lugar, a prestaciones sociales (empezando por las pensiones). Otra buena noticia: el superávit de la Seguridad Social sigue creciendo, hasta situarse en de enero a agosto, en 7.480 millones de euros.

Es correcto decir, como hacía el cantante Miguel Ríos el otro día al apoyar la huelga general, que el Gobierno debe responder antes a la voluntad de la ciudadanía que a la del Fondo Monetario Internacional. Por eso precisamente el Presidente Zapatero ha adoptado el plan de ajuste que nos ha llevado a las buenas cifras que antes he señalado, que son la base de la solvencia financiera de nuestro país y de la recuperación económica. Si Miguel pensara en el escenario en el que nos encontraríamos de no haberse adoptado unas decisiones necesarias frente a la crisis económica, se daría cuenta de que las frases están muy bien, pero que la deuda pública hay que pagarla y el dinero para hacerlo no cae del cielo.

Vendrán tiempos mejores y los estamos preparando ahora, con las decisiones que todo los países miembros de la UE están adoptando.

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