martes, 26 de enero de 2010

Intervención en el Parlamento de Cataluña

Bueno, amigas y amigos. En este peregrinar explicando a la ciudadanía la Presidencia Española de la UE, ayer intervine en las XIX Jornadas sobre la UE organizadas por el Movimiento Europeo de Cataluña en el Parlamento de esa Comunidad.

Mejor que intentar contaros yo mismo mis palabras, reproduzco a continuación la entrada de en su blog de Eva Peña, que también tenéis en el enlace:


"Lunes 25 de enero de 2010
El movimiento europeo en plena forma

Esta mañana, con un tiempo típicamente bruselense en Barcelona, me he dirigido al Parlament de Catalunya, paraguas en ristre, para asistir a una prometedora jornada europeísta, concretamente la XIX Jornada del Consell Català del Moviment Europeu. Ante una sala abarrotada de eurodiputados, periodistas, politólogos y también algunos profesores, empresarios y estudiantes, se han vivido intensos momentos de debate sobre los retos que afronta Europa para ser creíble, las trampas que esconde el Tratado de Lisboa, el papel que debería cumplir la Presidencia española y por fin la fórmula para ayudar a las empresas europeas a triunfar en el mundo globalizado.

En vista de la vastedad del programa esperaba encontrar una buena dosis de la típica retórica vacía, aderezada con algunas palabrejas de la jerga comunitaria. Nada más lejos de la realidad. Tras presentaciones, abre fuego el Embajador en misión especial para proyectos de la UE, Carlos Carnero, quien tiene por costumbre no defraudar como ponente, por su pasión y convencimiento característicos, que hoy ha vuelto a manifestar constatando que Lisboa da vida al movimiento europeo y dota de contenido federal a las instituciones.

Certeramente puntualiza que cuando emplea el término federal lo hace en su acepción más positiva, es decir no centralizado y no burocratizado, sino basado en la gestión compartida. Por ello admite Carnero que Lisboa jamás habría sido el resultado de una CIG (conferencia intergubernamental), y que sin la Convención Constitucional este Tratado jamás se habría pergeñado, de ahí que bautice a Lisboa como el hijo de la Constitución, con una similitud genética del 95% entre ambos, lo cual es mucho decir, y destaca el nuevo y poderosísimo Parlamento Europeo, al que textualmente cataloga como mucho más poderoso que el más poderoso de los parlamentos nacionales de la Unión. Lisboa justifica por tanto, a juicio del orador, el uso de ese instrumento por parte de la Presidencia española para innovar, de ahí que valore la agenda española tan amplia y ambiciosa aún a riesgo, no ya de que resulte anodina como dicen, sino que no se alcancen los objetivos. Por ello desgrana algunos de los retos ineludibles, a saber:

- Lograr que el Servicio Europeo de Acción Exterior esté funcionando en abril de 2010 (nutriéndose de funcionarios ya en plantilla del Consejo y la Comisión, y aprovechando las oficinas de las delegaciones de la Comisión en el mundo, que por primera vez representarán a la UE como entidad jurídica).
- Aprobar y desplegar la cláusula de solidaridad en el semestre.
- Trabajar por el mercado energético común.
- Desarrollar la digitalización del comercio electrónico.
- Concretar el espacio europeo de educación superior (más allá de Bolonia).

Destaca Carnero, no sin cierto ánimo provocador, que tras el fracaso de Copenhague sería inimaginable un mundo gobernado por un G2 sin Europa como actor internacional, de ahí el interés en que el SEAE sea una realidad, y se dote de un reglamento adecuado para empezar a rodar y con el tiempo propiciar una política de seguridad común y una única voz de la UE en el mundo. El optimismo de Carnero no se ve enturbiado por las preguntas más escépticas (o las que directamente atacan a la credibilidad dudosa de Zapatero para liderar "algo") en la ronda de debate, e insiste en que el trabajo en la Unión es un tour de force de visiones enfrentadas, pero que España es un país ahora mismo totalmente al servicio de la causa, y por ello la ambiciosa agenda europeísta presentada por el Gobierno de España se pretende tenga continuidad en las posteriores presidencias belga y húngara. Cosecha aplausos Carnero, a pesar de que no ha respondido a las alusiones a la poca autoridad de España para dar recetas económicas o cuestionar la eficacia de la estrategia Lisboa 2010, dado que ahora mismo incumplimos el propio Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Perdonado está porque representa al gobierno español, y esperar autocrítica de un político profesional sería pedir demasiado. Con todo, me llevo una imagen positiva del Embajador y ha demostrado saber qué teclas hay que tocar para seguir por la senda de la integración."

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