lunes, 18 de mayo de 2009

El 7-J y la abstención: tristes consuelos y graves realidades

El País.es publica un interesante reportaje sobre las próximas elecciones europeas, en el que varios eurodiputados -algunos de ellos candidatos ahora, otros no- y antiguos eurodiputados reflexionan sobre la percepción ciudadana respecto a la UE y los citados comicios.

Mi todavía colega Alejandro Cercas termina el artículo con una frase contundente, que sirve para dar título a la información: "Si el 7-J se votara seguir en la UE el 90 % diría sí".

¡Triste consuelo frente a una más que previsible alta abstención en las urnas, porque esa no es la cuestión!

La existencia de la UE o la permanencia de España en la misma no van al voto el 7-J. Lo que sí va es la composición del Parlamento Europeo y, por lo tanto, la orientación política que se quiere dar a la construcción europea.

En otras palabras, los electores no se van a ver entre la espada y la pared de un Sí o un No dramático sobre si su país debe seguir en la UE o marcharse de ella, sino ante algo mucho más sencillo y normal en democracia: optar por diferentes candidaturas.

El problema es que muchos ciudadanos pueden acabar votando con los pies, no acudiendo a los colegios electorales.

Por mi parte, lo digo ya: si la abstención supera a la de 2004 -ahora, en medio de una brutal crisis económica en la que combatirla exige hacerlo con nuestros socios-no cabrá más calificativo que el de fracaso.

Si los partidos españoles no son capaces de movilizar al electorado para revertir la tendencia abstencionista, algo estará fallando y habrá que ponerle remedio, cambiando muchas cosas con fórmulas como las que he ido apuntando en este blog.

Ni la ciudadanía es tonta ni la UE incomprensible, así que alguna responsabilidad nos cabrá a los responsables políticos en el asunto.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Si la participación sigue bajando, habrá que pensar un poco en el futuro. Y no me refiero a planes B, libros blancos ni periodos de reflexión, sino en que los ciudadanos tengamos la sensación de que se nos escucha. La mayoría de los europeos quiere más Europa, más presupuesto y más política exterior común. Pero parece que la voz de esa mayoría no se oye, y se va apagando poco a poco. Se llama desencanto con la política...
Salud

Carlos Carnero dijo...

Levas mucha razón, Luis. Luchamos contra viento y marea para que esa voz de la mayoría no se apague definitivamente. Por mucho que se empeñe, la política no puede terminar desencantando a la ciudadanía: no podemos permitirlo.