La Italia de Berlusconi opta por las nucleares. No, gracias.
Italia ha anunciado su decisión de construir nuevas centrales nucleares (además, de tercera generación, como ha denunciado esta mañana en la RAI el diputado del PD Marco Miniti) con tecnología francesa. Desde luego, no es una buena noticia, porque la independencia energética y la lucha contra el cambio climático no pasan necesariamente por la opción nuclear. Son otras la soluciones disponibles: la diversificación de proveedores, la reducción de emisiones de CO2, la eficiencia en el consumo y, desde luego, el uso de energías alternativas y renovables forman un paquete útil para alcanzar tales objetivos, sin necesidad de echar mano de lo nuclear, que adolece de problemas fundamentales: seguridad, contaminación de residuos y, de nuevo, escasez de materias primas. De hecho, así lo propone la UE en el paquete aprobado recientemente frente al calentamiento global. La iniciativa de Bersluconi, lamentablemente, no es aislada, pues otros gobiernos empujan en la misma dirección, con buena aunque equivocada voluntad o, directamente, presionados por los intereses del sector en una coyuntura de dependencia, subrayada por la reciente crisis entre Rusia y Ucrania a propósito del gas. Afortunadamente, el Gobierno Zapatero continúa firme en no ceder a la tentación nuclear. Que dure.


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