viernes, 23 de enero de 2009

Intervención de Felipe González en la Comisión de Asuntos Constitucionales como Presidente del grupo de reflexión sobre el futuro de Europa

A continuación os reproduzco el artículo que publica hoy El confidencial.com sobre la comparecencia de Felipe González como Presidente del grupo de reflexión sobre el futuro de Europa en el horizonte 2020-2030, que tuvo lugar ante la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo, el pasado miércoles 21 de enero. Espero que os sea de interés.



La crisis financiera y sus repercusiones para la economía real representan una crisis sin precedentes y todavía no sabemos si hemos acertado con el diagnóstico. Los paquetes de medidas que se han puesto en marcha no son buenos ni malos, son inevitables”. En este caso, el reto será "analizar qué cuellos de botella tiene la Unión Europea (UE)". Así desplegó ayer su botiquín europeísta el ex presidente Felipe González en una comparecencia con el grupo de reflexión sobre el futuro de Europa en el horizonte 2020-2030, que tuvo lugar ante el Comité de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo.

Haciendo gala de su visión de Europa en ‘dulce decadencia’ añadió: “La crisis es una buena ocasión porque ha aflorado uno de los problemas estructurales de la UE, si se pusiera en crisis la propia existencia de la UE, la reinventaríamos”.

El ‘comité de sabios’ que preside Felipe González, quien fue designado por Sarkozy a raíz del Consejo de diciembre de 2007, pretende elaborar un informe orientativo que se entregará en junio de 2010, basándose en cinco ejes: la Agenda de Lisboa, el modelo energético y el cambio climático, el modelo social, la política migratoria y la política exterior y de seguridad común.

En lo que respecta al duelo multilateral por el gas ruso, espetó que "la malvada gerontocracia soviética, era malvada pero previsible. Estamos ante una situación nueva, imprevisible y bastante preocupante". Debido al contexto actual en el que se ha producido esta crisis, y en especial por la bajada de los precios del petróleo, sugirió la posibilidad de que la UE se replantee su paquete sobre cambio climático, aprobado durante la cumbre europea del pasado mes de diciembre. Para conseguir los objetivos acordados (plan 20/20/20) “hace falta una verdadera revolución en el uso de las Fuentes energéticas, su diversificación y redes de transporte. Esto ofrecería una inmensa posibilidad que por fortuna también sostiene el nuevo ejecutivo de Barack Obama”. Y aclaró que no depende de Obama, puesto que Europa tiene que poner sobre la mesa sus propias prioridades para avanzar.

La subida al poder de Obama plantea una nueva situación que la UE debe saber aprovechar. En esta línea González prosiguió diciendo que, a pesar de las dificultades actuales, “EEUU asume ya que va a seguir siendo la primera potencia del mundo, pero sólos no pueden, y ahora hay un presidente que parece que lo entiende”.

Las ‘obsesiones europeístas’

Felipe González, que insistió en definirse como un europeo europeísta, no tocó en esta ocasión sus clásicas “obsesiones europeístas” como son la ascensión de Turquía y las fronteras de la UE. Sin embargo, salió a relucir en repetidas ocasiones durante el debate, la legendaria cuestión de la Ciurana europea. Circula el rumor de que su inclusión en uno de los capítulos del Tratado de Maastricht fue sugerida por el entonces presidente Felipe González.

Si el proyecto europeo es antes que nada un proyecto para los ciudadanos de Europa, la comunicación entre sus hacedores y sus destinatarios parece algo fundamental. Sobre este punto, el eurodiputado Carlos Carnero le recordó al ex presidente que instrumentos como un referéndum o el diálogo interactivo a través de Internet, amortiguarían el desapego de los ciudadanos hacia este proyecto.

Durante la reunión también desfilaron ideas en referencia a la Europa de Ortega, incidiendo en el tema de la identidad y terminando con la posibilidad aparcada de un ejército entrenado que se ocupe de la defensa territorial y de operaciones con un tinte más humanitario. Y para aquellos que esperaban mucho más, la palabra federalismo no se pronunció, al menos en esta ocasión.

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